Artículos de Interés
El Matrimonio en el Islam
“¡Oh, tutores!, desposad a los célibes, de entre vosotros, y también a los caseros de vuestros esclavos y esclavas. Si son pobres, Dios les enriquecerá con su gracia; porque Dios es munificentísimo, sapientísimo.
“Que quienes no tengan recursos para casarse, se mantengan castos hasta que Dios les enriquezca con su gracia. Mas quienes de vuestros esclavos o esclavas os pidan su libertad por escrito, concedédsela si les consideráis dignos de ella, y gratificadles con una parte de la hacienda con que Dios os agració. No compeláis a vuestras esclavas a la prostitución para procuraros lo transitorio de la vida mundanal. si ellas quieren vivir castamente”… Capítulo “La Luz” 24, versículos 32-33.
El Profeta (S.A.W.) dice: “Oh, jóvenes, quien de ustedes pueda asumir la responsabilidad del matrimonio, que se case, pues ello cierra sus ojos (al pecado) y satisface su sexo. Y quien no pueda hacerlo, que ayune, porque esto lo protegerá”. Narrado por Ibn Masoud.
¿QUE ES EL MATRIMONIO?
La juventud es la productiva de la sociedad, y es muy importante que los jóvenes vivan tranquilos, conociendo el camino recto, para que sigan preocupándose del trabajo y de activar e influir en los demás. Por eso, el Islam puso remedio en cada problema y, justamente, el tema que vamos a tocar importa más a los jóvenes, ya que el matrimonio llega a ser casi una obligación a todo musulmán que pueda contraerlo.
El matrimonio, según la legislación islámica, “es un contrato entre un hombre y una mujer, con el objeto de disfrutar cada uno del otro, y construir una familia buena y una sociedad sana.” De esta regla, podemos entender que el contrato matrimonial no es sólo para disfrutar, sino que llega más allá del mero placer sexual, o sea, es para la construcción de familias piadosas y sociedades estables.
Es una de las sunnas de todos los profetas de Dios, ya que Allah dice: “Antes de ti, habíamos enviado mensajeros y les concedimos esposas y descendencia “… (XIII:38).
El Profeta (S.A.W) se casó. En un largo hadiz, dijo:
“… Y yo me caso con las mujeres. A quien no desea mi sunnah, no se considera de mí nación”.
El matrimonio, por lo tanto, llega a ser un deber en algunos casos, ya que para un musulmán físicamente fuerte que tenga miedo de caer en lo prohibido, es obligación religiosa casarse, pues a través del matrimonio se alelará de ello.
Con el matrimonio, el musulmán cumple con la mitad de su religión, ya que el Profeta dijo: “A quien Dios da una mujer piadosa, entonces le esta ayudando a cumplir con la mitad de su religión. Que tema a Dios en la otra mitad”. Esto significa que el matrimonio, al evitar el adulterio, hace al musulmán cumplir con su religión. Dios prohibió a los musulmanes el celibato de por vida, al prohibir la soltería permanente, diciendo:
“¡Oh, creyentes!, no os privéis de lo bueno que Dios os ha permitido y no abuséis, porque Dios no estima a los abusadores”… (Versículo: 87).
Shadad Bin Aus (que Dios esté complacido con él) que llegó a ser viejo y a perder la vista dijo: “Que me casen porque el Profeta (S.A.W) me recomendó no encontrarme con Dios soltero”. Y Ibn Masoud dijo: “Aunque sólo me quedaran diez días de vida, y yo lo supiera, me casaría por esos diez días de todos modos”.
LAS CONDICIONES DEL MATRIMONIO
La religión musulmana pone ciertas condiciones básicas para la realización de un matrimonio. La primera de dichas condiciones es el mutuo y libre consentimiento de ambos cónyuges. Dios dice, en el capítulo “Las mujeres” (IV:19):
“¡Oh, creyentes! No os esta permitido heredar a las mujeres contra su voluntad…”
El Profeta (S.A.W) dice “Las viudas no se casan hasta que ellas quieren y lo dicen, y las vírgenes a través de un permiso”. Le preguntaron: “¡Oh, Profeta de Dios! ¿Y como saber si da su permiso?” Respondió: “Lo sabrán cuando se quede callada”.
Así, el Profeta prohibió el matrimonio sin consentimiento tanto de viuda como de mujer virgen. En el caso de la viuda, ésta tiene que manifestarlo abiertamente, pero la virgen, ya sea por vergüenza o timidez, puede hacerlo callando.
Si la mujer no quiere casarse, nadie puede obligarla a hacerlo. De modo que, si se presentan dos hombres a pedir su mano, uno de su agrado y otro del agrado de su tutor, es el del agrado de la mujer quien debe desposarla.
La otra condición que se presenta es un tutor (llámese padrino), pues el Profeta dijo: “… no hay matrimonio sin tutor” Este tutor debe ser adulto, prudente y de su sangre por línea paterna (por ejemplo, su padre, su abuelo paterno, su hermano, su tío, etc.). El tutor tiene la responsabilidad importantísima de cuidarla y pretejerla sin ninguna ambición personal. Dios dijo:
“Oh, creyentes, no traicionéis a Dios y al Mensajero, ni traicionéis, a sabiendas, vuestros Juramentos”… (VIII:27)
Además, debe facilitar la voluntad y el bien de la mujer, sin poner obstáculos.
El Profeta (S.A.W) dijo: “Dios os puso obligaciones que deben cumplir, y, puso límites que no deben violar”. Así también el Islam establece ciertas personas con quienes está prohibido contraer matrimonio, en el capítulo “Las mujeres”, versículo 23:
“Se os ha vedado contraer matrimonio con vuestras madres, vuestras hijas, vuestras hermanas, vuestras tías paternas y maternas, vuestras sobrinas por parte de hermano o de hermana, vuestras madres de leche, vuestras hermanas de leche, las madres de vuestras mujeres, vuestras hijastras que están bajo vuestra tutela nacidas de esposas con las que habéis consumado el matrimonio, pero si no habéis consumado el matrimonio no incurrís en falta en casaros con ellas; también han sido vedadas las esposas de vuestros propios hijos, así como casaros con dos hermanas a la vez,…”
LA POLIGAMIA EN EL ISLAM
Sin ley la vida es un caos, sobre todo en un tema relacionado con el capricho del ser humano, ya que el sexo hace que el hombre se acerque más a su naturaleza “animal”. Por eso, gracias a Dios que nos puso límites, diciendo (IV:3)… “Podréis desposaras con dos, tres o cuatro de las que os plazcan de las mujeres. Mas si aún teméis no poder ser equitativos con ellas, casaos con una solo…” Sin ir más lejos, es preferible tener dos esposas, ante que una esposa y amantes.
Sin embargo, la poligamia no es obligatoria en el Islam, sino que por el contrario, es preferible la monogamia, pero igualmente existe la alternativa. La poligamia es un tema sumamente polémico, muy aprovechado por los enemigos del Islam para atacar a los musulmanes, sin realmente entenderla. Lo más sorprendente es que, los mismos que critican tan severamente la poligamia, en especial en occidente, aceptan las amantes permanentes y las amantes transitorias. Por lo demás, el Islam no es la primera religión en hablar del tema, pues tanto el Cristianismo como el Judaísmo, en sus textos originales, ya lo trataron (es sabido que, por ejemplo, David y Salomón tenían varias esposas y un sinnúmero de concubinas).
Es necesario mencionar que no existe ninguna obligación para la mujer el aceptar que su marido se case con otra. Fácilmente pueda solicitar el divorcio, o prevenir dicha situación poniendo como condición en el contrato matrimonial el que el marido no se case con otra mujer, situación que sería causal de divorcio. Por lo demás, el hombre debe pensarlo sumamente bien por la casi imposibilidad de hacer igualdad absoluta entre las esposas.
Sin embargo, si se mira objetivamente, la poligamia presenta una serie de ventajas, principalmente dirigidas a la satisfacción física tanto del hombre como de la mujer, y a la protección de la mujer en situaciones difíciles. Tal es el caso de una mujer enferma, que no pueda satisfacer las necesidades físicas de su marido; de este modo, para evitar el adulterio, el hombre tiene la alternativa de casarse con otra mujer, sin abandonar a aquella enferma, y manteniendo a la familia unida. Pero la protección y satisfacción de las mujeres va más allá: al existir la poligamia, la mayoría de las mujeres (tanto solteras como viudas) se puede casar, pudiendo así ser protegidas por sus maridos, tener casa, comida, e hijos. Además, así también son satisfechas las necesidades físicas de cada mujer, sin que esta deba recurrir al adulterio o a convertirse en amante de alguien (de más está mencionar la diferencia de derechos y seguridades que existe entre una esposa y una amante, e incluso entre sus hijos).
Por lo demás, el hombre que esté casado con más de una mujer, tiene la obligación religiosa de ser totalmente justo e igual con cada una de ellas. Y, también, la mujer siempre puede pedir el divorcio en caso de no estar satisfecha con su situación.
Comportamiento entre los Cónyuges
El Islam no deja al azar nada en la vida del hombre, sino que, por el contrario, regula y da pautas de conducta en todo aspecto. Así también, es específico a la conducta que cada cónyuge debe tener con el otro.
En el caso de la mujer, su apariencia personal debe ser cuidada para su marido. En un hadiz narrado por Abu Huraira, éste dijo:
Preguntaron al Profeta de Dios, “¿Cuál es la mejor mujer?” El Profeta (S.A.W) respondió: “La que alegra a su marido cuando la mira, y le obedece cuando le ordena. La que se protege a si misma y protege el patrimonio de su marido”. Para proteger su matrimonio, la mujer debe satisfacer sexualmente a su marido. La legislación islámica aseguró que es un pecado capital el que la mujer no responda a su marido, pues mientras su marido no esté satisfecho con ella, sus oraciones no son aceptadas por Dios. Transmitió Muslin un hadiz narrado por Abu Huraira, en que dijo que el Profeta (S.A.W) dijo: “Juro por quien tiene en sus manos mi alma, que si cualquier hombre invita a su mujer a su cama (o sea para relación matrimonial) y ella no acepta, quien está en el cielo (Allah) queda enojado con ella hasta que su morid” esté satisfecho”. En otro relato de Abu Huraira, éste dijo que el Profeta (S.A.W) dijo: “Si un hombre invita a su mujer a su cama, y ella rechaza la invitación, los úngeles la maldicen hasta que amanece” (Transmitido por El-Bujari).
La Legislación musulmana puso mucha importancia en la protección de la pareja. Afirmó que no es permitido que la mujer se preocupe realizar el culto (que no sean las oraciones prescritas) dejando aparte a su marido. El Profeta (S.A.W) ordenó a la mujer no alargar exageradamente en las oraciones no obligatorias, para no descuidar a su marido; tampoco puede ayunar (a no ser en Ramadán) sin pedir permiso a su marido con anterioridad.
Por su parte, el hombre también tiene obligaciones a su presentación personal la cual debe ser óptima para su mujer. Además, el marido también debe responder a las necesidades sexuales de su mujer, preocupándose por satisfacerla al punto de tomar remedios si es necesario para complacerla.
El hombre debe cumplir con su función de marido. Esto nos hace preguntarnos, ¿Existe, acaso, un lapso fijado? (para la relación matrimonial). En esto los sabios de nuestra religión tienen diferentes opiniones respecto al período máximo que puede pasar una pareja sin tener contacto íntimo. Entre éstas, algunos opinan que de cada cuatro noches, debe pasar una con su mujer. Otros, opinan que una vez después de cada menstruación (y su correspondiente purificación). Otros opinan que el período máximo es de cuatro meses. Cada una de estas opiniones tiene sus argumentos. La primera, que establece un periodo máximo de cuatro días, se basa en que el musulmán, al poder casarse con cuatro mujeres, debe dar equitativamente una noche a cada una:
“… Podréis desposaras con dos, tres o cuatro de las que os plazcan de las mujeres. Más si aún teméis no poder ser equitativos con ellas, casaos con uno solo”… (IV:3). La segunda opinión también se basa en el Corán (II:222) … “Absteneos, pues, de las mujeres durante el menstruo y no os acerquéis a ellas hasta que se purifiquen, cuando se hayan purificado, aproximaos entonces a ellas como Dios os lo ha dispuesto”… Mientras que la tercera opinión se basa en el versículo 226 de la misma sura, donde dice: “Quienes juran abstenerse de sus mujeres, deberán aguardar un plazo de cuatro meses, pero si durante ese lapso volvieren a ellas, sepan que Dios es indulgentísimo, misericordiosísimo.” Sin embargo, me quedaría la opinión de Shaij Al-Islam (lbn Taimiyah), quien dice que es un tema a ser discutido en la intimidad de la pareja, para ser acordado entre ambos.
LA DOTE
Dios dice, en el capítulo “Las Mujeres”: “Dotad de buen grado a las mujeres, y si es voluntad de ellas el concederos una parte, disfrutad con buen provecho”. La dote es una suma de dinero pagada por parte del marido a su mujer, a raíz del contrato matrimonial. Es un regalo del marido a su esposa, símbolo de amor y vida nueva. No siempre tiene que ser dinero, ya que vemos que el Profeta (S.A.W) casó a una pareja siendo la dote el que él le enseñara algo del Corán.
La dote no debe ser exagerada, pues así que Dios otorga su bendición y da más recompensas. En eso, Omar (que Dios este complacido con él) Dijo:
“No exageren en la dote, porque si esto fuera generosidad en esta vida o satisfacer a Dios en la otra, lo habría hecho el Profeta (S.A.W), y él nunca dotó a uno de sus mujeres ni aceptó una de sus hijas mayor que 12 okiyah (equivalente a 40 dirhams).”
Lo más importante es la tranquilidad y la paz en el matrimonio cumpliendo con una orden de Dios que es lo más ventajoso. Por ello, Dios dice (XXX:21):
“Y entre sus signos está el de haberos creado esposas, de vuestra mismo especie, para que convivieseis con ellas, y os vinculó por el amor y la piedad. Por cierto que en esto hay signos para los sensatos.”