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La Carne del Cerdo

l- El Islam no es la primera religión en prohibir el consumo de la carne del cerdo, puesto que el judaísmo prescribe lo mismo. Tanto en Europa como en Estados Unidos no existe ningún judío que come carne de cerdo, salvo en casos muy raros. Pese a ello, nadie les critica por ello, puesto que, en Occidente, se respetan las tradiciones judías. Cuando vino el Mesías declaró – según el Evangelio – que no va a cambiar nada del contenido del Antiguo Testamento, sino lo va a completar. Es decir, que no iba a modificar las legislaciones judías, de entre las cuales figura claramente la prohibición de la carne del cerdo. De acuerdo con esto. la lógica dice que está prohibida también en el cristianismo (1)

2- El Islam, al prohibir comer la carne de cerdo, no hace sino una continuación de las legislaciones divinas anteriores. El Corán habla de esto con claridad en cuatro suras (2).

Por otra parte, existen – además de esta prohibición religiosa – otras razones que la justifican. Mencionaremos, de entre estas causas, la opinión de los científicos que afirman que comer cerdo perjudica la salud, sobre todo en las zonas cálidas. A parte de eso, los versículos coránicos que vedan la carne del cerdo, hablan también de la prohibición de la carne mortecina y la sangre. Está demostrado que comer carne mortecina y sangre perjudica gravemente la salud, porque en ellas se juntan microbios y otras materias nocivas. Si el Corán ha mencionado el cerdo junto a estas dos cosas no es sino por la razón de su daño.

Si los medios modernos han podido acabar con las lombrices intestinales y sus óvulos que tiene el cerdo, ¿quién nos garantiza que no está afectado de otras enfermedades aún sin descubrir?. El hombre necesitó muchos siglos para descubrir una sola enfermedad. Dios, el Creador del hombre, sabe perfectamente lo que le perjudica y lo que le es útil. El Corán nos afirma esta realidad cuando dice: ” Por encima de todo el que posee algún saber hay Uno que todo lo sabe”. (3)

3- El Islam toma en consideración las cosas de fuerza mayor cuando permite lo prohibido. A este respecto, existe una enseñanza religiosa muy relevante que dice: en los casos de extrema necesidad, se anulan las prohibiciones. No hay nada que objetar, si el musulmán – debido a la extrema necesidad, de la cual se teme por su vida – se viese obligado a tomar comidas vedadas como el cerdo. El Corán señala esto diciendo: “Pero quien se vea obligado a hacerlo en contra de su voluntad y sin buscar en ello un acto de desobediencia, no incurrirá en pecado” (4). Sin embargo, este permiso no debe pasar los límites de esa necesidad.

(1) Véase Yúsuf al-Qaradáwi, lo licito y Lo ilícito en el Islam. Qatar. 1978, p. 42 
(2) Sura 2, vers. 173; Sura 5, vers. 3; sura 6, 145 y sura 16, 115.
(3) Sum 12, vers. 76.
(4) Sura 2, vers. 173.

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