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La Peregrinacion y La Fiesta del Sacrificio
“Acuérdate de cuando indicamos a Abraham el sitio de la casa (‘La Kaaba) diciéndole: “¡No me atribuyas nada y santifica mi casa para los rodeadores rituales, los retraídos y los orantes”.
“Y proclama la peregrinación a las gentes y vendrán a ti, de toda apartada comarca, ya a pie, ya cabalgando sobre macilentos camellos;
“Para presenciar sus beneficios y celebrar el nombre de Dios en los días consabidos (los del sacrificio), por lo que de la res ganado les agració. Comed pues de ella y alimentad al indigente, al pobre.
“Que luego se higienicen, que cumplan sus votos y que rodeen ritualmente la antigua casa”.
Capítulo 22 “La Peregrinación”, versículos 26-29
En un hadiz, relató Al Hakim, según le dijo Said Bin Arkam:
“Los compañeros del Profeta (la paz y las bendiciones de Dios sean con él) le preguntaron: “¿Qué es el sacrificio?” Dijo: “Es una sunnah de vuestro padre Ibrahim.” Preguntaron, entonces: “¿Y qué utilidad puede darnos este sacrificio?” Respondió: “De cada pelo de sus lanas hay recompensa”.
La Fiesta del Sacrificio
“Y dijo Abraham: “Por cierto que voy a donde me ordenó mi Señor, quien me encaminará.”
“¡Oh, Señor mío! ¡Agráciame con un hijo que figure entre los virtuosos!”
“Y le albriciamos con un niño tolerante.
“Y cuando llegó a la adolescencia, su padre le dijo: “¡Oh, hijito mío!, en verdad que he soñado que te ofrecía en sacrificio. ¿Qué opinas?”Le dijo: “¡Oh, padre mío! ¡Haz lo que te haya sido ordenado. Me encontrarás, si Dios quiere, entre los perseverantes!”
“Y cuando ambos se hubieron sometido y Abraham le hubo puesto boca abajo para el sacrificio.”
“Entonces le llamamos, “¡Oh, Abraham!”
“¡Ya has realizado la visión!” Por cierto así recompensamos a los benefactores.
“Ciertamente que ésta fue la verdadera prueba.
“Y le rescatamos a su hijo con un importante sacrificio.
“Y le hicimos entrar en la posteridad.
“¡Que la paz sea con Abraham!”
Capítulo 37 “Los Enfilados” Versículos 99-109
Esta historia la comparten judíos y cristianos también. Desde entonces, Dios nos obligó, o, mejor dicho, nos dio la Fiesta del Sacrificio como conmemoración de este hecho de nuestro padre el Profeta Abraham, padre de los profetas y amigos de Dios.
El sacrificio
Es de la sunnah obligada a cada musulmán el realizar un sacrificio. Dios, como es Clemente y Misericordioso, nos facilitó la realización de este sacrificio al permitirnos hacerlo con animales (camello, vaca, cordero o cabra), pues de no haber enviado un cordero a su profeta Abraham, éste habría tenido que sacrificar a su hijo, lo que cada musulmán habría tenido que repetir.
Empieza el día de la fiesta con un rezo, que se considera como una sunnah obligatoria que el musulmán no puede dejar de hacer. Una vez finalizado el rezo, los musulmanes van a sus casas y sacrifican un animal (que debe ser perfecto: en buen estado de salud, si es hembra no debe estar preñada, no debe ser cojo, ni ciego, ni tuerto, y debe ser fornido).
Esto se lleva a cabo afilando muy bien el cuchillo (para no hacer sufrir al animal), diciendo “En el nombre de Dios,” y “Dios es grande”, al cortarle el cuello.
Pero también es muy importante la repartición de la carne del animal sacrificado. Según el Islam, ésta se debe dividir en tres partes iguales. Una de ellas es para quien realizó el sacrificio y su familia. Otra, para los parientes y amigos que no pudieron sacrificar. Y, lo más importante, la tercera parte debe entregarse a los pobres.
Además, los sub-productos del animal sacrificado (cuero, lana, etc) no pueden ser utilizados por quien realizó el sacrificio. Este último debe hacer entrega de ello o debe venderlo, entregando el dinero recaudado a los pobres.
El sacrificio debe hacerlo todo musulmán, hombre o mujer, libre, adulto, residente, prudente, y cuya economía se lo permita.
La Fiesta del Sacrificio en la Peregrinación
La peregrinación es uno de los pilares fundamental del Islam, y es una obligación para cada musulmán, tanto hombre como mujer, el realizarla al menos una vez en su vida. La peregrinación debe ser hecha en el mes de Zialhiyya (mes lunar musulmán). Esta peregrinación es un viaje de connotación social, además de religiosa, en el que los hermanos musulmanes de diferentes lugares del mundo se conocen y conviven.
Los peregrinos salen de sus países con la antelación suficiente para llegar. Antes de llegar a Meca, el peregrino debe hacer el “ihram”, esto es, debe sacarse sus ropas normales para vestirse de “hayy”. Este vestido es blanco, sin costuras, compuesto de dos piezas de tela: la primera, el “izar”, envuelve el tórax y un brazo; y la segunda, el “rida` cubre la parte inferior del cuerpo. Entonces declara la intención de hacer la peregrinación diciendo: “Oh Dios mío, tengo la intención de hacer la peregrinación, y quiero que me la facilites y me la aceptes”. Desde ese momento, el peregrino no puede cubrir su cabeza, ni cortarse el pelo, ni perfumarse, y debe evitar pensar en cosas mundanas, todo lo que debe ocupar su mente es Dios. Luego, continúa su viaje a Meca diciendo permanentemente: “Oh Dios mío, respondí tu llamado, lo respondí. No tienes socio”. Lo respondí. Tú nos das la Gracia y mereces nuestra alabanza. No tienes socio. Cada vez que recita estas frases, repite: “La paz y las bendiciones de Dios sean con el Profeta Muhammad”.
Llegando a Meca, se dirige a la Casa Sagrada, donde gira siete veces alrededor de la Kaaba, y reza dos posternaciones.
El día 9 de Zialhiyya, todos los peregrinos deben estar en el monte Arafat (que está en las cercanías de Meca). Este es un momento inolvidable, musulmanes de todos los rincones del mundo, vestidos de la misma manera, sin diferencias entre viejos y jóvenes, ricos y pobres, conocidos o desconocidos, son todos hermanos unidos por el Islam y respondiendo al llamado de Dios.
En la noche de la Fiesta, los peregrinos bajan hasta Al Muzdalifah (entre el monte Arafat y Meca), y esperan para realizar ahí la oración del Fayr, y cada peregrino recoge a lo menos cuarenta y nueve piedrecillas para arrojarlas en Mina, y continúa hacia Meca.
En la mañana del día de la Fiesta, todos los peregrinos amanecen en Mina, y desde ahí se dirigen al ‘Aqabah para arrojar las piedras contra Satanás. Una vez terminada esta ceremonia, sacrifican sus animales y comen de ellos, dando también a los pobres. Entonces, pueden cortarse el pelo y volver a sus vestimentas normales.
Algunos de los peregrinos van a visitar la mezquita y la tumba del Profeta en Medina, pues es una sunnah que el musulmán tiene que cumplir.