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El Islam y el Velo
1- El velo que impone el Islam sobre la mujer requiere el decoro en el vestido y la apariencia para evitar las molestias de parte de los hombres. El velo, pues, no se legisló como restricción ni obstáculo del movimiento de la mujer, sino como protección y defensa. Tampoco el velo significa cubrir la cara ni ponerse guantes, que esto no es obligatorio para la mujer, sino es una tradición en algunas sociedades. Si el velo es una virtud en el Islam, lo es también en la religión cristiana. Prueba de ello es el uniforme de las monjas que cubre todo el cuerpo e incluye el cubrecabeza y no deja descubiertas más que la cara y las manos. También el Evangelio ordenó que la mujer cubriera la cabeza al hacer la oración. Cuando el papa del Vaticano recibe a una mujer, aunque sea la esposa del presidente de un país occidental o una estrella, ésta tiene que cubrir su cabeza.
2- El Islam no excluye a la mujer del derecho de la enseñanza, sino todo lo contrario. Aprenderla es una obligación islámica tanto para el hombre como para la mujer, sobre lo cual dijo el Profeta:
“Aprender es una obligación de todo musulmán y musulmana”(1). En la historia del Islam se conocen muchas mujeres que sobresalieron en las ciencias de la religión, la poesía y la literatura. Y cuando el Profeta, B.D.P., se casó con Hafsa, que sabía leer y escribir, encargó a Al-Sifá al ‘adawiyya que le enseñara cómo mejorar y perfeccionar su caligrafía. Es sabido también que Aisha, otra esposa del Profeta, era más culta y más sabía en las ciencias de la religión que muchos compañeros del Profeta, hasta el punto de que éste recomendó que se le consultara en materias de la religión.
3- Es Islam tampoco prohíbe que la mujer trabaje si tiene necesidad para ello, porque no existe ningún texto religioso en este sentido. Ella tiene todo el derecho a elegir el trabajo que coincide con su naturaleza, aptitud y carrera. Se sabe que en la historia del Islam, hasta en la época del Profeta, la mujer se encargaba de varios trabajos como ayudar al ejército, curar a los heridos y otros trabajos corrientes en aquella época.
4- Hay que distinguir entre las claras instrucciones del Islam que garantizan el derecho y la protección de la mujer y las tradiciones y costumbres atrasadas de algunas sociedades que excluyen a la mujer del trabajo y la enseñanza, lo que no coincide absolutamente con el Islam verdadero que favorece educar a la mujer y fortalecer su personalidad para que sea más apta de educar a los niños y formar una generación capaz de desarrollar la sociedad.
(1) Transmitida por Ibn Maya en al-Muqaddima.